No busques más; 2104
un dios inexplicable ha comprendido.
Te devolverá también tus ceremonias.
Y cargarás enteros
aquellos lienzos donde esculpiste mis arrugas;
los diagramas inocentes de todos tus embustes;
los sofocos miserables
bajo mi piel.
Yo adivino tus días en los trenes
capeando sobresaltos;
tu correr inseguro en el andén inalcanzable;
tus pausas escurridas bajo mi grito ciego.
Mi verso inútil
y la última gota de sal sobre la almohada.
No tiene caso ya
que leas estas notas imprevistas.
Camina hacia ese dios absurdo que te impulsa
y reclámale la devoción negada;
yo acopiaré apenas tu sonrisa.
Un bostezo de luz para mi ocaso.
© Teresa Palazzo Conti
www.lapoesiadeteresa.com
martes, 4 de enero de 2011
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